Este artículo pretende ofrecer una aproximación teórica para un mejor conocimiento de la temática del sentido de vida, así como proponer un método desde un modelo antropológico-existencial para la configuración de diversos tipos de sentido. Este modelo recoge aportes de la filosofía clásica y contemporánea, así como de la antropología trascendental de L. Polo, y de la propuesta de sentido de la escuela logoterapéutica de V. Frankl. El modelo de sentido de vida es una propuesta y aporte original de los autores, que surge de la correlación de las dimensiones antropológica y existencial, constitutivas del modelo a modo de ejes que configuran el plano del sentido de vida desde donde emergen los tipos de sentido formulados. Estas dimensiones son los radicales antropológicos del sentido (RAS) y las líneas de orientación al sentido (LOS). Cabe aclarar que el modelo que aquí se presenta es susceptible de posteriores avances tanto a nivel teórico como metodológico y no pretende dar respuesta a la totalidad de la cuestión de las manifestaciones del sentido de vida humano.
Cuestiòn sobre el sentido de la vida.
El sentido de la vida según Viktor Frankl está en hallar un
propósito, en asumir una responsabilidad para con nosotros mismos y para el
propio ser humano. Lo sabemos, todos tenemos claro que no hay pregunta tan
complicada como intentar definir qué es para nosotros eso a lo que llamamos
«sentido de la vida».
Ante esta situación tan común, el célebre neurólogo, psiquiatra y fundador de la logoterapia, Viktor Frankl, solía dar una respuesta bastante acertada que debe invitarnos a una adecuada reflexión. El ser humano no tiene la obligación de definir el sentido de la vida en términos universales. Es más, el sentido de la vida no solo difiere de una persona y otra, sino que nosotros mismos tendremos un propósito vital en cada etapa de nuestra existencia. Hay una serie de señales que indican que podrías estar luchando por ver el sentido de tu vida.
Viktor Frankl explicaba en su libro "El hombre en busca de sentido" que no hay nada peor que percibir que nuestro sufrimiento no sirve de nada, que el dolor no es más que el eco de la desesperanza.
Fundamentalmente, porque nuestra sociedad industrial, empeñándose en satisfacer todo lo necesario, se afana incluso, en crear necesidades para poder satisfacerlas, mientras la más humana de todas las necesidades del hombre – aquella de encontrar sentido a la vida – queda a menudo sin ser satisfecha. Estamos insertos en una sociedad con progresiva opulencia, no sólo de bienes materiales, sino también de una gran cantidad de estímulos. Debemos hacernos selectivos y discriminativos. El anhelo más profundo del ser humano es la felicidad, aunque no tenga claro dónde la encontrará.
Este concepto, que ocupa uno de los lugares centrales en la teoría de la motivación, pone de manifiesto, como hecho fundamental, que generalmente las personas se esfuerzan por encontrar y satisfacer un significado y un propósito en su vida. Cunden más y más las personas obsesionadas por un sentimiento de falta de sentido, que a menudo va acompañado por un fuerte sentimiento de vacío. Mientras que el aburrimiento es indicativo de una pérdida de interés, la apatía revela total falta de iniciativa a la hora de hacer algo en el mundo, de cambiar algún aspecto del mundo. Seguramente el tiempo, a medida que maduramos, crecemos en experiencia y habilidades y abrigamos nuevos intereses, nos llevará a modificar y adaptar nuestro sueño.
No encontraremos nuestros sueños ni nuestro sentido de vida si no entendemos que la primera acción es hacernos cargo de nosotros mismos. Esto significa que somos responsables de las consecuencias de nuestros actos y esto es lo que nos da libertad.
¿Qué herramientas tenemos para lograr nuestra felicidad?
Y jamás olviden que el éxito debe estar al servicio de la felicidad, pero nunca la felicidad el servicio del éxito. Confío y ruego a Dios para que los ilumine, haciendo de ustedes instrumentos de real aporte para que nuestra sociedad sea cada día más buena y más justa, para que ustedes sean luz y esperanza en sus familias y fuente de sabiduría y comprensión para sus compañeros y amigos.
El humanismo fue un movimiento filosófico, artístico y cultural surgido en la Europa de los siglos XIV y XV, que se basó en la integración de ciertos valores y prácticas recuperados de la Antigüedad Clásica. Algunos de sus precursores y representantes más famosos son Dante Alighieri, Francesco Petrarca y Giovanni Boccaccio.
También llamado humanismo renacentista (aunque el humanismo renacentista solo haya sido un período dentro del humanismo), este movimiento se caracterizó por un pensamiento antropocéntrico, que colocaba al humano como eje de sus preocupaciones, motivaciones y deseos. En este sentido, el humanismo se opuso al teocentrismo medieval que operaba en torno a la idea de Dios y a la moral monoteísta. Como en la cultura grecolatina, se privilegió el estudio de las ciencias, con especial interés en todas aquellas disciplinas que tuvieran como fin desarrollar los valores del ser humano.
En un sentido más general, se suele considerar como humanista a todo estudio que se aboque y dedique a la lectura y a la exégesis (interpretación) de las letras clásicas. En la actualidad llamamos “humanista” a cualquier interés por los valores humanos.
Sin embargo, muchos pensadores de diversas disciplinas advierten esta dificultad y sostienen que hay que usar el término con cuidado, para proteger la particularidad de su significado propio. Sin embargo, podemos llamar humanismo a pensamientos tan diversos como el de Werner Jaeger, Erich Fromm, Eramo de Róterdam o Jean-Paul Sartre .
¿Cómo surgió el humanismo?
El humanismo se originó en el siglo XV en Italia, con la influencia de autores del siglo XIV como Francesco Petrarca y Giovanni Boccaccio, quienes defendían la vuelta a los estudios sobre las ideas y la cultura grecorromana. A este período del humanismo, en particular, se lo conoce como humanismo renacentista.
Ciertos acontecimientos históricos contribuyeron para que este pensamiento proliferase. Uno de ellos fue la aparición de la imprenta en 1450, inventada por Johannes Gutenberg. Gracias a la imprenta se facilitó y abarató la distribución ecuánime y pareja de los textos académicos, antes en posesión del poder eclesiástico.
Otro factor importante fue la creación de grandes universidades (como la de Alcalá, Henares y Lovaina), desde las que proliferaron los estudios críticos sobre distintas obras clásicas, como el corpus aristotélico y la obra de Platón. Las ideas humanistas y el pensamiento crítico tuvieron allí un lugar desde el que podían ser desarrolladas.
El humanismo se colocó como un camino de acceso a las distintas ramas del conocimiento comúnmente reservadas al canon eclesiástico. Los studia humanitatis (estudios humanistas) consistían en una formación completa respecto a todos los aspectos del hombre, fundados siempre en la lectura de distintas fuentes clásicas. Se realizaron traducciones de muchas obras perdidas o solo conversadas en latín, lo que permitió desarrollar en profundidad distintas ramas del conocimiento como la retórica, la filosofía moral, la historia y la gramática.
Al mismo tiempo, la aparición del mecenazgo (como forma de financiamiento intelectual) y la emigración de sabios bizantinos, junto al surgimiento del pontífice Nicolás V, permitieron en su simultaneidad el desarrollo del pensamiento crítico.
A partir de estos inicios activos y diversos, se fue desarrollando la idea de un pensamiento humanista, progresista y liberal, que buscara la realización intelectual y la libertad ideológica del hombre por sobre las presiones de la Iglesia y las instituciones políticas de la época.
Características del humanismo
- Desarrolló una noción antropocentrista del mundo y dejó de lado la idea teocentrista que había regido los últimos siglos de historia.
- Planteó la idea de un modelo de conocimiento mucho más puro que el existente en la Edad Media.
- Defendió la idea de utilizar a la razón humana como motor para la búsqueda de respuestas y dejar de lado las creencias y dogmas de fe.
- Reformuló el modelo de educación existente hasta aquel entonces, dio importancia al estudio de clásicos latinos y griegos y abrió nuevas escuelas que promovían el estudio de otros idiomas y de las letras clásicas.
- Desarrolló ciencias como la gramática, la retórica, la literatura, la filosofía moral y la historia, estrechamente ligadas al espíritu humano.
- Buscó eliminar todo sistema cerrado que no permitiera la multiplicidad de perspectivas del pensamiento. Se pensaba que con este cambio se alcanzaría el desarrollo total del hombre: físico y espiritual, estético y religioso.
Algunos representantes del humanismo
Los humanistas quisieron devolver al ser humano el valor que consideraron que se merecía. A diferencia de las ideas del Medioevo, los principios humanistas dejaron de ver al hombre desde una perspectiva teológica y volcaron su pensamiento a un antropocentrismo radical.
Pensadores seculares pero también de religión, buscaron las respuestas a sus preguntas sobre el mundo en los antiguos pensadores. No invalidaron a la religión, sino que consideraban que esta tenía una función civil y que era una herramienta para mantener la paz de una sociedad.
Entre los estudiosos más destacados de esta época están:
- Leonardo Bruni (1370 – 1444). Historiador y político italiano, tuvo una destacada labor en el rescate de los clásicos de la literatura grecorromana.
- Giovanni Pico della Mirandola (1463 – 1494). Filósofo y pensador italiano, su obra más representativa “Las 900 tesis” es un compendio de las ideas filosóficas más resonantes que existían hasta esa época.
- Erasmo de Róterdam (1466 – 1536). Filósofo y teólogo holandés, fue un crítico de las instituciones, del poder de la época y de los abusos de los miembros de la Iglesia católica a la que pertenecía. Defendió en sus “adagios” (refranes) la libertad de pensamiento y las tradiciones grecorromanas, además, buscó que todas las personas pudieran tener acceso al evangelio y con él, a las enseñanzas de Jesucristo. Su obra “Elogio de la locura” tuvo una gran repercusión.
- Tomás Moro (1478 – 1535). Teólogo y político inglés, dedicó gran parte de su vida al ejercicio de la abogacía y al estudio de la teología y la cultura grecorromana. “Utopía” fue una de sus obras célebres, escrita íntegramente en latín. Fue decapitado en 1535 por negarse a firmar el acta que instituía al Rey Enrique VIII como líder de la iglesia anglicana.
- Juan Luis Vives (1492 – 1540). Filósofo español, fue un precursor de la idea de aplicar reformas en el ámbito académico y la necesidad de la asistencia social a los más necesitados. Buscó adaptar las obras clásicas para que resulten accesibles para los alumnos.
Tipos de humanismo
Dentro del humanismo, y según dónde estuviera su punto de partida, existieron (y existen) distintas expresiones y escuelas del pensamiento humanista.
- Humanismo religioso. Es un movimiento religioso que busca que el hombre pueda realizarse desde un marco de integración de las ideas humanistas con distintas prácticas y creencias religiosas. El positivismo de Auguste Comte puede ser pensado como un humanismo religioso. También el humanismo cristiano es una forma de humanismo religioso: su especificidad se da por integrar al humanismo a un sistema de creencias monoteísta, tal como es el cristianismo.
- Humanismo evolutivo. Es una corriente de pensamiento que oscila entre la filosofía, la epistemología y la antropología y pone al ser humano como centro del mundo y de toda teoría filosófica o antropológica.
- Humanismo secular. Es un movimiento basado en determinadas corrientes filosóficas y en el método científico para descartar aquellas explicaciones sobrenaturales, como el creacionismo, que existen sobre el origen del universo y de la humanidad. También se lo conoce como humanismo laico o ateo. Es una rama del humanismo que toma distintos elementos filosóficos y culturales de la historia de la humanidad y los presenta en conjunto según la zona en la que se desarrolle y la afiliación política a la que adscriba.
- Humanismo marxista. Es una rama del marxismo que estudia los primeros escritos de Carl Marx desde una perspectiva humanista. Su trabajo se enfoca en su mayoría en los Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, donde Marx expone su teoría de la alienación.
Humanismo y Renacimiento
El Renacimiento fue un periodo histórico que se extendió desde el siglo XIV hasta el siglo XVI, buscó dejar atrás a la Edad Media y dio paso a la Edad Moderna.
Este período se caracterizó por un gran desarrollo artístico, científico y cambios sociales, políticos y económicos que buscaron enterrar los vestigios de la Edad Media (que la consideraban como una etapa oscura) y dar lugar al desarrollo de la burguesía.
El humanismo fue una corriente intelectual que se desarrolló durante este período histórico e impulsó una visión antropocéntrica del mundo, dejando de lado la tradición teocéntrica y destacando las capacidades del hombre y de la razón humana. Además, buscó rescatar las tradiciones y obras de la cultura grecorromana.
Importancia e impacto del humanismo
El humanismo es considerado una de las ideologías preponderantes durante el Renacimiento. Sus ideas antropocéntricas supusieron un cambio de paradigma que puso el foco en el desarrollo de las cualidades del ser humano y erigió a la racionalidad como la forma de entender el mundo.
La importancia del humanismo radica en el rescate y la difusión a las tradiciones grecorromanas. Durante este período se hicieron traducciones de grandes obras clásicas que permitieron el acceso a ellas a una mayor porción de la población.
Además, promovió reformas educativas para que el conocimiento fuera más accesible, dio valor a los estudios humanísticos y contribuyó al desarrollo de ciencias como la retórica, la literatura y la gramática. El humanismo se destaca por haber extendido valores como el de la tolerancia, la independencia y el libre albedrío.
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